¡Ay, qué pedazo de follada me dio mi primo vicioso de 19 años! Su verga dura y jugosa me penetraba una y otra vez, haciéndome gritar de placer como una puta en celo. Sus manos fuertes agarraban mis nalgas con fuerza mientras me hacía gemir como una zorra en celo. No pude contenerme y le pedí que me follara más fuerte, sin piedad. Y él obedeció, embistiendo con toda su fuerza hasta que nos dejó exhaustos en la cama, cubiertos de sudor y con ganas de más. ¡Qué rico es tener un primo tan vicioso con una polla tan deliciosa!
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