Ella gemía como una puta, gritando cada vez más fuerte en un éxtasis incontrolable. Su cuerpo temblaba de placer y su piel se ponia roja de excitación. Con cada movimiento de sus dedos, el profesor la llevaba al borde del orgasmo, haciéndola gemir y gritar aún más. Finalmente, con un fuerte grito de ¡Sí, profesor! y un arqueo increíble, Miry alcanzó el climax mientras su profesor la llenaba de amor de colegiala. ¡Qué deliciosa y traviesa es esa colegiala!
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